Es el Salvador que nos libra de nuestros enemigos, y de la mano de todos los que nos Odian,
por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitara el sol que nace de lo alto,
Para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte, Para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
Tú eres el Rey de la gloria, oh Cristo;
Tú eres el Hijo único del Padre;
Tú, al hacerte hombre para salvarnos;
no desdeñaste el seno de la Virgen.
Tú, quebrantando el aguijón de la muerte,
abriste a los creyentes el reino del cielo.
Tú estas sentado a la derecha del Padre.
Creemos que un día has de venir como juez.
Te rogamos, pues, que vengas en ayuda de tus siervos,
a quienes redimiste con tu preciosa sangre.
Haz que en la gloria eterna nos contemos entre tus Santos.