Oh Dios, Padre nuestro, tú ves cómo tus hijos van
creciendo en un mundo inestable y confuso: Enséñales
que tus caminos dan más vida que los caminos del
mundo, y que seguirte a ti es mejor que perseguir metas
egoístas. Ayúdales a aceptar el fracaso, no como medida
de lo que valen, sino más bien como oportunidad para
un nuevo comienzo. Dales fortaleza para sostenerse
firmes en tu fe y mantener viva su alegría en tu creación;
por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
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