


imploramos que llenes el corazón de éste tu siervo a
quien has escogido para ser obispo en tu Iglesia, de un
amor tal hacia ti y hacia todo el pueblo, que apaciente y
cuide al rebaño de Cristo, y ejerza sin reproche el sumo
sacerdocio al cual tú le has llamado, sirviendo en tu
presencia día y noche en el ministerio de la
reconciliación, absolviendo en tu Nombre, ofreciendo los
dones santos, y velando sabiamente por la vida y obra de
la Iglesia. Concede que, en todo, presente ante ti la
ofrenda aceptable de una vida pura, apacible y santa; por
Jesucristo tu Hijo, a quien contigo y el Espíritu Santo sea
honor, potestad y gloria en la Iglesia, por los siglos de los
siglos.

—¡Paz a ustedes!
Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y ellos se alegraron de ver al Señor. Luego Jesús les dijo otra vez:
—¡Paz a ustedes! Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes.
Y sopló sobre ellos, y les dijo:
—Reciban el Espíritu Santo. A quienes ustedes perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a quienes no se los perdonen, les quedarán sin perdonar. Juan 20:19-23
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