Te damos
gracias, Padre, por el agua del Bautismo. En ella, somos sepultados con Cristo
en su muerte. Por ella, participamos de su resurrección. Mediante ella, nacemos
de nuevo por el Espíritu Santo. Por tanto, en gozosa obediencia a tu Hijo,
traemos a su comunión a los que, por fe, se
acercan a él, bautizándolos en el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu
Santo. (LOC)
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